Utilizamos la informática habitualmente para informarnos, hacer intercambios, comunicarnos, comprar... Estas acciones, privadas o públicas, son realizadas por computadoras, sean del tipo que sean: portátiles, servidores en internet, teléfonos móviles, tabletas, consolas, box (módems provistos de otras funcionalidades -TV, VoIP, WiFI, ...-), etc. Para llevar a cabo estas acciones, tales máquinas utilizan software que manipula nuestra información; por eso es importante saber quién crea ese software, quién lo maneja y con qué fin. No todos tenemos la capacidad de escribir o comprender cómo funciona un software, pero todos tenemos la posibilidad de elegir en quién depositamos nuestra confianza.
El software libre y sus cuatro libertades
Aún hoy, la mayor parte del software ofrecido a través de los canales de distribución tradicionales es privativo; es decir, su licencia es de uso restringido. Por el contrario, un software es libre cuando otorga explícitamente, por medio de la licencia, la libertad de utilizarlo sin restricciones, así como la posibilidad de estudiar su funcionamiento, copiarlo, modificarlo y redistribuirlo. Es el acceso al código fuente del software -su receta de fabricación- lo que permite que se cumplan esas cuatro libertades fundamentales.
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Al elegir preferentemente el software libre, usted no solo tiene la posibilidad de disfrutar de esas cuatro libertades, sino que participa además en extensas comunidades de usuarios y desarrolladores que comparten los mismos objetivos y respetan su libertad. Al tomar la decisión de instalar en su hardware software libre (muchas veces gratuito), usted está contribuyendo a que se compartan y se mejoren programas accesibles a todo el mundo sin excepción.